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sábado, 2 de mayo de 2009

Más días de influenza (y de influencia)


Guardemos un minuto de silencio por las pobres quinceañeras que tuvieron que cancelar sus preciadas fiestas... me pregunto hasta donde iremos a llegar. Sigo siendo una ingenua, aun me cuesta trabajo concebir como las personas pueden elegir no decir lo que realmente está pasando, lo único que está en mis manos es no ser así y decir lo que pienso que es verdad, aun asi cuando me toque topar con pared, no tengo miedo a los chingadazos.


Trato de manejar mis emociones, trato de trabajar cada dia en quitarme mis vicios, tengo la oportunidad de reinventarme, de empezar de nuevo en cada uno de los aspectos que me tenian atada y valoro mucho eso. Pero eso no quita diario íntimo no tan íntimo, que de pronto, me den mis arranques impulsivos y entonces a veces, ciertas situaciones me hacen que quiera golpear algo o alguien. Me decidí no prender la tele, ya estoy hasta el gorro de oir de la puta influenza, me resulta más divertido leer sobre las histéricas de Freud.

No tengo un hobby, tengo la maldita costumbre de tomármelo todo muy en serio, aun no estoy segura de que quiera dejar esa creencia, pero por mientras creo que será sano buscarme algo, algo que se preste para que me relaje y distraiga.

Encontré un vestido lindo para aquel evento familiar, si bien no es el que yo quería, me gustó por el color y que no es tan estrafalario como lo es la moda de hoy en día. También apareció un libro que creí haber perdido y que justamente necesitaba para estos días, definitivamente creo en las coincidencias.

No se por qué me pasa, pero siempre me llega primero la idea antes que su significado. Hace muy poco Diario Intimo, me puse a trabajar mentalmente una situación y entonces pensé en los barquitos de papel, luego recordé el tiempo en el que tuve la maravillosa oportunidad de viajar por el mar en un ferry y también en uno de esos barcototes donde la gente duerme y traga a morir. Toda una experiencia aquella, sentir el movimiento del mar, ver como te vas alejando poco a poco del punto de partida hasta que de pronto no hay más que el azul y el viento, me gustaba mucho quedarme ahí solo mirando y sentirme parte de aquella inmensidad, no recuerdo tiempos más tranquilos, bueno, fue todo tranquilidad hasta el momento en el que me sentí perseguida por aquel chef que creyó que le coqueteaba solo por el hecho de que le pedia que me sirviera el spaguetti a su jodido gusto!!! caray!! si el era el cheff!! que no se supone que es mejor dejar que los expertos hagan su trabajo?

Fuera de eso, y lo que me viene con esto de los barcos, es que he considerado comparar el viaje de la vida con una travesía en barco, y barcos de papel por lo fragil que viene a resultar todo. Le dedicaré estos últimos días de asueto a hacer algo con barcos de papel.

Ya son altas horas de la madrugada, no puedo carburar algo más profundo.

Aquí va algo de lo que empecé a hacer con los barcos, para canalizar mi impulso destructivo, me di a la tarea de arrancar de la ñoña revista de Buenhogar, hoja por hoja hasta que ya no quedara ninguna maldita restante, solo se pudo subir una foto, la conexión es pésima el día de hoy.

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